Definitivamente, el 22 de abril de 2022 fue el día más triste de mi vida. Me despertó el llamado de
mi mamá diciendo que mi hermano Nazareno (13 años mayor que yo) se había suicidado.
No podría poner en palabras lo que sentí en ese preciso momento. A partir de ahí, vinieron meses
muy difíciles para mí dónde tuve que hacerme cargo de varias cuestiones mientras un dolor
insoportable me atravesaba el corazón.
¿Por qué digo que las adversidades son un regalo?
Se dice que, sin esas situaciones complicadas, no podríamos ver de que somos capaces. Cuando
la vida nos pone en este tipo de circunstancias, no nos queda otra opción más que resolver.
En mi caso, fue esto, en otros puede ser la perdida repentina de un trabajo, terminar una relación
importante, lo que sea. En ese momento, salen a la luz habilidades que no habíamos visto en
nosotros.
Y como dice el refrán argentino “En la cancha se ven los pingos”… Acá es donde terminamos
poniendo en práctica todos esos conceptos que suenan muy fáciles en la teoría como resiliencia,
habilidades de liderazgo, pensamiento estratégico, etc.
A veces la vida nos va a empujar a que nos desafiemos, y otras vamos a poder hacerlo por decisión
propia. De cualquier forma, me parece valioso recordar que dentro de nosotros tenemos
todas las herramientas necesarias para afrontar lo que se presente.
Todo tiene un sentido, y aunque no lo podamos ver en ese momento, con el tiempo podemos
cosechar los aprendizajes.